Uno de los hitos que diferencia la Agenda 2030 de los planes y estrategias de desarrollo elaborados anteriormente es la participación del sector privado durante su gestación, bajo la lógica de que las empresas, a través de una dirección responsable de su negocio, pueden ser un actor clave para el desarrollo sostenible.

La Agenda 2030 refleja la interrelación entre los temas económicos, sociales y ambientales y la necesidad de implementar acciones multistakeholders por medio de alianzas y coordinación entre los diferentes sectores.

Para avanzar en su implementación, cada país firmante y muchas de sus regiones han realizado un ejercicio de localización de la agenda, en el que se concretan metas locales que responden a necesidades sociales, económicas o ambientales del territorio, en torno a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La Comunidad Autónoma de Canarias también se ha alineado al compromiso de España con la Agenda 2030, dando como origen la Agenda Canaria de Desarrollo Sostenible 2030 (ACDS 2030), la cual responde a los principales retos para el desarrollo económico, social y ambiental del Archipiélago.

Con la aprobación de la ACDS 2030, en diciembre del 2021, el camino hacia la sostenibilidad del Archipiélago está trazado, y las empresas que quieran sumarse al esfuerzo encontrarán en ella todas las pistas para lograrlo.

A continuación, se enumeran algunas acciones, sintetizadas a partir del análisis de la ACDS 2030, que pueden ser implementadas por las empresas para contribuir desde su giro de negocio:

• Creación de oportunidades laborales para que todos los colectivos tengan la
  posibilidad de tener una vida digna e integración social a través del trabajo.
• Contribuir a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y a la lucha contra la violencia de género, ofreciendo información y formación a los empleados, gestionando la brecha salarial dentro de la empresa e impulsando el desarrollo pleno de la mujer como profesional y directiva.
• Promover hábitos de vida saludables entre los empleados y sus familias, tanto desde un punto de vista físico como psicológico, para asegurar su bienestar integral.
• Impulsar el crecimiento profesional de los trabajadores, sobre todo Formación Profesional y de grado superior, como la enseñanza universitaria. Esto puede lograrse ofreciendo tiempo para estudiar, becas corporativas o mecanismos de conciliación que permitan trabajar y estudiar a la vez.
• Integrar los principios de la economía circular en la cadena de valor, para reducir las emisiones de carbono, el volumen de residuos y de materiales vírgenes utilizados y, de este modo, evitar el uso de sustancias toxicas para la salud o el medio ambiente.
• Descarbonizar los sistemas de transporte corporativos y fomentar la movilidad sostenible entre los empleados, fomentando el uso del transporte público, del transporte privado compartido y de la movilidad limpia.
• Apoyar acciones de investigación, conservación y puesta en valor de la biodiversidad del Archipiélago, en alianza con organizaciones y centros de investigación especializados.
• Impulsar el crecimiento económico de las islas, priorizando la contratación de personal local y de proveedores de cercanía, que promuevan la soberanía alimentaria, la silvicultura, la pesca artesanal, la agricultura y la ganadería tradicional, ecológicas y de proximidad.
• Integrar las TICs y trabajar por reducir la brecha digital, a la vez que se aumenta la alfabetización multimedia de la población.
• Innovar en la línea de desarrollo de los denominados “empleos verdes” y la transformación digital.
• Explorar y concretar la consolidación de alianzas con otras empresas, sectores y con la administración pública.

Estas líneas genéricas, con posibilidad de ser aplicadas a casi cualquier empresa, son solo algunas de las acciones que el sector privado puede implementar para contribuir al desarrollo de las islas y fortalecer, a la vez, su negocio. ¿Objetivo? Que el rol de la empresa canaria sea protagonista en el desarrollo sostenible de las islas.

Las empresas son motores de desarrollo, y las decisiones que toman tienen altas repercusiones en su entorno. Además, generar valor para la sociedad, sin duda beneficia a la propia empresa. Como dijo Stephan Schmidheiny, impulsor del desarrollo sostenible en América Latina a través de varias ONG´s exitosas: “No hay empresas exitosas en sociedades fracasadas”.