Biodiversidad es todo lo vivo sobre la tierra: plantas, animales, hongos y otros y seres vivos imperceptibles a simple vista. Claramente, hay ecosistemas de una gran riqueza biológica, como los bosques tropicales de Asia o América latina o los diferentes ecosistemas naturales del archipiélago canario, con más de 680 plantas y 3.000 animales, que son especies endémicas de las islas y que las convierten en el centro de Biodiversidad más relevante de la Unión Europea.
Si bien es cierto que hay unas zonas más favorables que otras para la reproducción, protección y alimento de flora y fauna, en ecosistemas intervenidos como las ciudades, también hay vida. A pesar del ruido, el cemento y la contaminación, las ciudades pueden ser refugio para muchas especies de plantas y animales aliadas del bienestar de las personas y del medio ambiente. Esta biodiversidad urbana está conformada por especies que habitaban antes de llegar la ciudad y que han permanecido entre el crecimiento urbanístico, por especies exóticas introducidas por el ser humano y por especies de plantas o animales que llegan de forma espontánea atraídas por alguna característica del entorno.
Históricamente, urbanismo y biodiversidad se han considerado términos contradictorios, ya que se asumía la necesidad de elegir entre la «conservación» o la «urbanización».
La expansión de las ciudades es una de las principales amenazas a nivel mundial para la preservación de la biodiversidad. No obstante, en los últimos años, por fin, se ha revalorizado la importancia de su convivencia. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 11, Ciudades y comunidades sostenibles, reivindica esta relación. Según Naciones Unidas, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y esta cifra se incrementará hasta alcanzar más del 70% para 2050. Por ello, lo que hagamos en las ciudades influirá en la gran mayoría de la población a nivel mundial.
La calidad de vida de los habitantes de las ciudades mejora considerablemente con la creación de espacios verdes y áreas públicas, ya que
- promueve la salud física, la salud mental y la interacción social,
- contribuye a bajar las temperaturas,
- reduce la contaminación acústica y la escorrentía superficial y
- son sumideros de dióxido de carbono, por lo que ayuda también a la mitigación del cambio climático.
Adicionalmente, si estas áreas verdes se crean a partir de especies vegetales locales, los costes de mantenimiento y uso de agua serán menores y, poco a poco, se convertirán en lugar de refugio y alimentación de numerosas especies de aves, insectos, pequeños mamíferos y otras especies locales, que tendrán presencia de nuevo en las ciudades y serán indicadores de la salud del ambiente que nos rodea.
Esta tendencia, es recogida por la Red de Gobiernos Locales +Biodiversidad, cuyo objetivo es establecer un marco sólido para promover la conservación y el fomento de la biodiversidad a través de políticas, planes y programas. Para apoyar esta iniciativa, SEO/BirdLife ha desarrollado material digital con información sobre especies de aves que utilizan los edificios como lugar de cría o refugio, así como un protocolo para conservar y fomentar la fauna en la planificación y ejecución de proyectos urbanísticos. Estas herramientas son útiles para técnicos municipales y empresas de desarrollo urbano.
Una solución que también ha llegado a la construcción de edificios son los techos verdes y las paredes vivas, que se han convertido en una innovación que funciona como aislante térmico, mejora la apariencia estética y proporcionan una alternativa de espacios verdes a los tradicionales parques, lo que permite crear un ambiente más agradable en los entornos urbanos.
Ahora bien, desde las instituciones públicas y privadas, ¿qué se puede hacer para contribuir a incrementar y mejorar la salud de la biodiversidad local?
- Crear áreas verdes: Las áreas verdes como parques, jardines y zonas ajardinadas pueden proporcionar hábitats y alimento para muchas especies, incluyendo aves, mariposas y abejas.
- Incluir vegetación en la superficie de edificios: Los jardines verticales y techos verdes son una excelente manera de aumentar la biodiversidad en las ciudades, ya que pueden proporcionar refugio y alimento para muchas especies, además de contribuir a la mejora de la calidad del aire y la reducción de la temperatura.
- Conservar los hábitats naturales: La conservación de los hábitats naturales dentro de las ciudades, como los bosques urbanos, humedales y ríos, puede proporcionar refugio y alimento para muchas especies.
- Implementación de corredores verdes: Los corredores verdes son zonas de vegetación que conectan áreas verdes y hábitats naturales, lo que permite a las especies moverse y migrar entre ellas.
- Reducción del uso de pesticidas y fertilizantes químicos: La reducción del uso de pesticidas y fertilizantes químicos en las zonas verdes de las ciudades puede ayudar a proteger la biodiversidad local, ya que estos productos químicos pueden ser tóxicos para muchas especies.
- Promoción de huertos urbanos: La agricultura urbana puede proporcionar hábitats y alimento para muchas especies, además de fomentar la producción de alimentos locales y sostenibles.
- Fomento de la educación ambiental: La educación ambiental ayuda a concienciar a los ciudadanos sobre la importancia de la biodiversidad y las acciones que pueden tomar para protegerla.
- Consumir energía limpia en edificios y transporte: Le energía limpia reduce los niveles de contaminación y, muchas veces, de ruido.
La expansión de las ciudades es una de las principales amenazas a nivel mundial para la preservación de la biodiversidad. No obstante, en los últimos años, por fin, se ha revalorizado la importancia de su convivencia.
En el Archipiélago encontramos diferentes ejemplos que integran alguna o varias de estas soluciones:
Ciudades como Las Palmas de Gran Canaria están apostando por fortalecer su Sistema Verde y fomentar la biodiversidad, integrando este objetivo en la Planificación Territorial y Urbana Municipal.
La experiencia en huertos urbanos del municipio de Taroconte, en la isla de Tenerife, también es un ejemplo de iniciativa impulsada por la administración pública, con muy buena acogida comunitaria, que promueve la conexión con la naturaleza promoviendo el trabajo en huertos urbanos y numerosas acciones que contribuyen a la protección de la biodiversidad local y benefician directamente a los cultivos, tales como instalación de estructuras que facilitan la reproducción de insectos beneficiosos para los cultivos, charcas que regulan pequeñas zonas inundables y almacenan agua de riego, siendo además refugio de anfibios e insectos acuáticos o fomento de la agricultura libre de químicos con abonos orgánicos y técnicas de control biológico.
Existen también numerosas empresas que facilitan la instalación de jardines verticales para paredes, terrazas y balcones y empresas que están incorporando estas soluciones en sus instalaciones y edificios urbanos.
Si estas tendencias son importantes en cualquier espacio geográfico, lo son más todavía en zonas de especial sensibilidad, como las islas, cuyo principal atractivo y recurso económico está fundamentado en el territorio, su biodiversidad y sus paisajes.
En un mundo que se está urbanizando con rapidez y que se enfrenta a la amenaza del cambio climático, ha crecido el interés por comprender cómo las ciudades se benefician de su biodiversidad local.
Vivir en la ciudad no tiene por qué significar vivir de espaldas a la naturaleza. El entorno urbano está lleno de posibilidades, y la biodiversidad urbana es un aspecto fundamental para afrontar el cambio climático y favorecer el bienestar de la población.