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6 Feb, 2023

Oportunidades para la sostenibilidad en la industria agroalimentaria

Muchas personas recordamos una inteligente campaña de los años 90 que reivindicaba las manchas del plátano de canarias, como una seña de identidad y calidad.

Esta campaña impactó de forma muy positiva al sector. Contribuyó a posicionar un producto nacional de altísima calidad y le facilitó al consumidor información para diferenciarlo frente a otros productos similares del exterior, invitándoles a priorizar el consumo de plátanos locales frente a otras alternativas importadas.

Analizando el mensaje de dicha campaña con la óptica actual, es evidente que fue pionera y se adelantó a una de las tendencias que más está impactando actualmente en la industria agroalimentaria: el consumo de productos locales o kilómetro cero.

La forma en que nos alimentamos en la actualidad es una de las actividades que más ha modificado, y sigue modificando, nuestro planeta. De ahí la importancia de evitar y prevenir posibles impactos negativos asociados a prácticas de cultivo y producción que no se basen en parámetros de sostenibilidad y que pudieran contribuir de manera negativa a fenómenos como la deforestación, la pérdida de biodiversidad, las emisiones de CO2, la contaminación del suelo y de las aguas, la reducción de acuíferos, la generación de residuos o el uso de fertilizantes, antibióticos u otras sustancias que pueden ser perjudiciales para la salud humana y de los ecosistemas.

Además, el sector agroalimentario ofrece muchas oportunidades positivas para el entorno derivadas de un manejo responsable de las producciones y una buena gestión del transporte y la comercialización de los productos.

En la actualidad, hay tendencias emergentes del sector que se están popularizando exponencialmente apostando por una gestión sostenible de la industria.

¿Qué temas prioriza hoy en día la industria agroalimentaria en materia de sostenibilidad?

  • Desarrolla políticas corporativas de bienestar animal, producción responsable y sostenibilidad.
  • Lucha contra el desperdicio alimentario.
  • Utilizar en la medida de lo posible envases sostenibles, sin plásticos, reciclables o biodegradables para comercializar y transportar sus productos.
  • Implementa prácticas de protección a la biodiversidad en los cultivos y métodos de control biológico para combatir las plagas.
  • Investiga y recupera el cultivo de especies comestibles autóctonas, que permiten diferenciar los productos de un lugar de origen a otro.
  • Apuesta por la contratación de mano de obra y proveedores locales, de proximidad.
  • Desarrolla estrategias de transporte limpio, priorizando la migración hacia flotas eléctricas para los traslados de corta y media distancia y transporte de en tren o barco para larga distancia
  • Supervisa y controla la cadena de suministro para asegurar la trazabilidad de los productos y la transparencia en su información.

Estas tendencias, además de responder a expectativas de los consumidores, están impulsadas por normativas europeas y españolas, tales como:

  • El Pacto Verde Europeo, que aboga por una Europa Neutra en Carbono para el 2050.
  • Las estrategias de Biodiversidad al 2030 y De la granja a la mesa de la Comisión Europea, que impulsan un 25% de la superficie agraria europea de producción Ecológica
  • Reglamentos y directivas del Parlamento Europeo, que están destinados a reducir el impacto de los plásticos de un solo uso y tratar de minorar su utilización al máximo posible.
  • La regulación de la información sobre el origen de los alimentos en la Unión Europea, para conocer con mayor detalle la procedencia de los productos que encontramos en el mercado.

El sector agroalimentario ofrece muchas oportunidades positivas para el entorno derivadas de un manejo responsable de las producciones y una buena gestión del transporte y la comercialización de los productos.

Los esfuerzos que está realizando la industria tendrán a medio y largo plazo beneficios económicos, ambientales y sociales para todos, ya que se logrará una reducción de los residuos y las emisiones de carbono asociadas a la producción y el traslado. Por tanto, existe la oportunidad de impactar de forma positiva a la economía y los ecosistemas locales, cercanos a los centros de producción.

En este sentido, tengamos en cuenta que España es el cuarto país que más contribuye a la producción de alimentos a nivel europeo. Este sector aporta el 2,5% del PIB nacional (sin considerar la distribución), y emplea a más de 534.000 personas (Informe Anual de la Industria Alimentaria, 2022). Además, se nos conoce por ser la huerta de Europa, así como por la calidad y frescura de nuestros productos con proyección internacional.

Sin duda, la salud y sostenibilidad del sector es una garantía de bienestar para la sociedad y economía nacionales.