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15 Mar, 2022

Proveedores y aliados para la sostenibilidad empresarial

El Parlamento Europeo presentó en marzo de 2021 un proyecto para que la Comisión Europea elabore leyes de Debida Diligencia de las empresas de todos los países integrantes.

El principal objetivo es combatir y prevenir los impactos negativos medioambientales, en los derechos humanos y de gobernanza, derivados de las relaciones empresariales.

Para identificar y gestionar dichos impactos, se propone que las organizaciones evalúen periódicamente sus cadenas de suministro y tomen las medidas oportunas.

Esta nueva directiva afectará directamente a grandes empresas (250 empleados o más, que facturen más de 50 millones anuales o que tengan un balance total superior a 43 millones de euros), pequeñas y medianas empresas que coticen en bolsa o que sean consideradas de “alto riesgo” y a todas las empresas que ofrezcan productos o servicios del ámbito financiero. Además, será aplicable no solamente a las empresas de la UE, si no también a aquellas empresas originarias de países fuera de la UE, pero con relaciones comerciales dentro de ella.

Previsiblemente su impacto permeará en todo el ecosistema empresarial, pues las organizaciones obligadas a cumplirla comenzarán a exigir la aplicación de criterios de sostenibilidad a sus cadenas de suministro, en lo que se espera sea una movilización virtuosa para todos.

Con estos nuevos requisitos, surgen nuevas competencias que las personas encargadas de los procesos de compras deberán tener. Además de asegurarse de que la empresa pueda fluir de manera continua y sin interrupciones por falta de abastecimiento, y al menor precio posible, deberán integrar la variable ASG y valorar el impacto ambiental, social y de gobierno de la posible empresa cliente, para reducir los riesgos presentes en su cadena de suministro.

Esta normativa es, además, un reconocimiento a la responsabilidad implícita y bidireccional que existe en la relación empresa–proveedor, en la cual se influyen mutuamente.

Los proveedores proporcionan valor a la empresa en forma de productos o servicios. De ellos depende la calidad y puntualidad de entrega, lo cual puede aumentar la satisfacción del consumidor o disminuir el nivel de quejas, y la información que faciliten sobre el proceso de producción puede tener un rol muy importante en las decisiones de compra. Por otra parte, sus actividades también pueden tener riesgos asociados que impacten de forma negativa a la operación o reputación de la empresa cliente. Por ello, desde la óptica de la Responsabilidad Corporativa, son considerados uno de los grupos de interés más importantes para asegurar la viabilidad y sostenibilidad de la empresa en el tiempo y una parte interesada con la que hay que relacionarse de forma planificada y cuidada.

Según la norma de gestión en Responsabilidad Social ISO 2600, la empresa debe definir y comunicar a los proveedores el comportamiento ético que se espera de su estructura y hacerles parte de ello. Esto se puede hacer a través de la definición de un código ético para proveedores o de criterios de compras responsables en los que se prioricen los valores de la empresa (por ejemplo seleccionando proveedores que hayan firmado su adhesión a Los principios rectores sobre las empresas y los Derechos Humanos de Naciones Unidas, para asegurar que se respeta la dignidad humana y que no hay trabajo infantil en la cadena de suministro, o priorizando empresas proveedoras carbono neutro, si la carbono neutralidad es una prioridad dentro de la estrategia de responsabilidad corporativa de la empresa que contrata)

Los proveedores por su parte, pueden expresar y poner en práctica su compromiso con la sostenibilidad a través de la adhesión a iniciativas internacionales tales como el Pacto Mundial o certificaciones tales como la certificación de gestión ambiental ISO 14001 o el sello de comercio justo Faretrade;  y por supuesto implementando un sistema de gestión de la responsabilidad corporativa de forma transversal en toda la organización.

Pero además de ser importante el tipo de proveedor o sus valores, es también muy importante el tipo de relación que se establezca con ellos. Muchas empresas pyme no implementan prácticas específicas de sostenibilidad en su gestión diaria por desconocimiento o falta de estructura organizacional. Por ello, la empresa grande tiene la posibilidad de ser una fuerza tractora para fortalecer la gestión de sus proveedores facilitándoles formación y acompañamiento cercano. ¿Qué mejor forma que contribuir al desarrollo sostenible que fortaleciendo empresas sostenibles? Por ello, ligado a la definición de criterios ambientales, sociales y de gobierno en los procesos de compra, es también importante establecer un plan de fortalecimiento de proveedores y trabajar con aquellos que sean clave para la empresa y demuestren el interés necesario.

No hay que perder de vista que el objetivo de estos esfuerzos es asegurar una gestión responsable con las personas, el entorno y el medio ambiente, y para ello no solamente es necesaria la regulación y las buenas intenciones, si no también la adecuada formación de los encargados de los procesos de compra y de los líderes empresariales vinculados.

La mayor parte de las empresas proveedoras que se verán impactadas por los nuevos requisitos son las pymes, y la formación de sus líderes es clave para lograr que integren la sostenibilidad a su negocio y su ADN.

La mayor parte de las empresas proveedoras que se verán impactadas por los nuevos requisitos son las pymes y es clave que logren integrar la sostenibilidad a su negocio y su ADN.

Todos estos aspectos se recogen específicamente en el ODS 12 PRODUCCIÓN Y CONSUMO RESPONSABLE. Además, por la transversalidad de la Sostenibilidad impactarán indirectamente en otros ODS según los criterios que integren las políticas de compra. Así, si una empresa prioriza la contratación de entidades integradas por colectivos en riesgo, impactará en el ODS 10 REDUCCIÓN DE LAS DESIGUALDADES, si prioriza contratar proveedores carbono neutro, impactará de forma positiva al ODS 13 ACCIÓN POR EL CLIMA, y así podríamos continuar con multitud de ejemplos.

Se estima que a finales del 2022 se adoptará la directiva y los países tendrán dos años para establecer sus propias leyes vinculantes a nivel nacional en el ámbito de cuestiones Ambientales, Sociales y de Gobierno (ASG).

Es la oportunidad de asegurar la implementación de buenas prácticas en las cadenas de suministro de las empresas, independientemente de su tamaño o sector, que contribuyan a un mundo más justo y más sostenible.